Vigo, 23 de octubre de 2015
A las 20:45 recogía a Ángeles para dirigirnos al aeropuerto.
Llegamos cuando pasaban un poco de las nueve así que, tras despedirnos de mis padres, decidimos pasar ya aduanas.
Aquí viene la primera anécdota del viaje y que muestra nuestra poca experiencia viajando. Nosotras íbamos solo con maleta de mana y como en el e-mail de la reserva del vuelo no salía ningún link para facturar supuse que imprimiendo ese pdf que me habían enviado al comprar el vuelo era suficiente, pero no. Justo al pasar aduana, cuando nos pidieron que enseñáramos nuestra tarjeta de embarque nos dijeron que eso no valía, así que tuvimos que salir, ir rápido a facturación a que nos dieran nuestra tarjeta de embarque y volver a pasar aduanas. Por suerte íbamos con tiempo de sobra y no nos hicieron abrir la maleta.
El vuelo salió y llegó a su hora así que poco hay que contar de esto.
Para llegar al alojamiento (el cual cogimos en airbnb) cogimos el metro. En serio, adoro el metro, es una maravilla.
Tras bajar del metro y andar un poco conseguimos llegar al piso, dando un pequeño rodeo, pero sin problemas.
La anfitriona fue muy maja. Nos dio algunas pequeñas indicaciones y poco más que ya eran las 12 y pico de la noche.
Comimos algo de lo que habíamos llevado para picar antes de dormir y nos acostamos.
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