También, mientras daba vueltas en cama sin poder dormir recordé algo que me hizo pensar que tal vez sea más optimista de lo que piense y tal vez lo de excesivamente optimista sea más real de lo que creo. Cuando fui a Tokio con Juan, el día que fuimos al Monte Fuji perdimos el primer bus que teníamos que coger para volver a Tokio, como consecuencia perdimos el siguiente que, casualidades de la vida, era el último del día. Mientras esperábamos a la siguiente hora a la que pasaba el primero Juan me preguntó algo que me sorprendió y en cierto modo me hizo un poco de gracia y fue: "¿Tu de verdad estás tan tranquila como aparentas?". Él estaba tan preocupado que hasta estaba enfadado conmigo (es lo que tiene que estuviéramos sólo los dos, no se iba a enfadar con él mismo así que me tocaba a mi, jeje). La verdad es que la respuesta a esa pregunta era "Si". No me sentía preocupada, mi cabeza pensaba que si para el primer bus había horarios hasta más tarde eso tenía que ser porque en la estación donde se cogía el segundo tenía que haber alguna alternativa para volver a Tokio a esas horas. Podríamos decir que eso es ser optimista, no?
Además, algún día espero poder escribir alguna entrada en japonés y eso sí es ser excesivamente optimista, jajaja.
Por otro lado, aunque me costó muchísimo escribir en inglés, lo cierto es que resultó divertido y, cuando terminas de escribir todo sientes una gran satisfacción. El problema es cuando te empiezan a corregir, te das cuenta de la cantidad de errores que cometiste y te deprimes un poco pero, para bien o para mal, creo que aquí nadie me va a corregir.
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